Cuando de pronto sintió sus manos en el cuerpo, se dio cuenta de que aún después de la muerte se puede creer en algo.
Ella había muerto y había nacido al nuevo mundo, en el mas allá. Él era un simple mortal sudoroso que encontró la forma de colarse por las grietas entre la vida y la muerte.
Esa tarde un conjuro de bruja jodida dio en el clavo y él pasó al otro mundo de un chingazo. De pronto se vio en el infierno, desnudo y con asombro. Ella estaba por allí simplemente disfrutando la eternidad en llamas.
El pecado voló por los aires y los llenó de lujuria. Cuando se dieron cuenta estaban fornicando y volando y sudando y ardiendo juntos en las llamas.
De pronto terminó, y la bruja no pudo cobrarle el trabajo a un cliente muerto.
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