Somos una sola pieza

Él se pinta la cara de sonrisas, tanto que casi escurre. Su ojos son transparentes y llenos de promesas. De aprender y demostrar, de hacerme conocer también.  Su voz es como un canto de guerra que llena de vigor para avanzar por donde sea.

Su espacio es el mio y viseverza, somos como parásitos mutuos. Uno viviendo del otro en una relación dispareja. Su rostro nuevo, fresco y pequeño es como una bolita de algodón que cada mañana se llena de rocío, se levanta y se pone frente a mi, preguntando, reclamando o festejando.

Sus movimientos son fuertes dentro de su espacio. Se vuelve torpe cuando el espacio le crece. Sus manos son firmes y buscan algo siempre, lo que sea.

Ante la duda, busca apoyo. Es como un soldado en medio de la penumbra, usando sus armas. Cuando se ve desamparado: busca. Cuando se ve acompañado, procede y avanza sin límites. Sus pies y manos se vuelve ágiles.

Es un pez en un nuevo mar, que busca corrientes, que busca caminos. No se preocupa por regresar, solo por ir. Tiene metas claras y reclama fuerte aunque se satisface pronto. Es como un agente de ventas, que insiste con una idea hasta que lo piensas a su modo.

Puede hacerte tambalear. Si se golpea conociendo, llora mucho. Llora con tristeza por el fracazo. Y busca. Es como un discapacitado que se siente pobre y frustrado. Olvida pronto. Olvida golpes, raspones y topes. Y sigue. Sus planes son cortos y firmes.

Su panza se incha cuando come. Porque come mucho, es como un animal que sabe que comiendo viene la energía, necesaria para seguir. Sus manos se mueven sobre la comida, juegan entre usar cuchara y no. Al final avienta el planto. Le gusta el sonido.

Le causan gracia las cosas volando, las cosas rebotando. Es como un viejo que se rie de todo sabiendo que su pensión está segura y su trabajo es disfrutar.

Duerme a pierna suelta, como el obrero satisfecho de la jornada. Su cabeza cuelga por cualquier lado y le suda la nuca. Cuando despierta, busca algo. Lo que sea.

Saluda mucho. Le gusta decir adios con la mano derecha y a veces con la izquierda, dependiendo de cuál esté desocupada. Eso enamora a las personas. Tambien cierra los ojos cuando se los admiran. Le gusta jugar.

Entiende pronto un juego de repetición y se rie con ojos llorosos y cara colorada.

Le llamo pollo, yoborito o pingopongo. Lo disfrutamos cuando canto. Y bailamos. La vida es simple. Tan simple como reir de la risa del otro. Somos una sola pieza. Una sola que siente aparte de lo demas. Y qué mas da, si la vida es así.

Él se me sube por todos lados, se me trepa sin preguntar. Lo llevo cargado y un espacio en mí existe sólo para él. Ha cambiado mi vida para siempre.

1 año 3 meses.

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