Un día sucedió que sus piernas se movieron. De pronto su discapacidad se había terminado. Eso sucedió mucho después de que habia perdido la esperanza y la fé que había puesto en las oraciones. Sucedió de pronto, cuando estaba envuelto en la amargura.
No hay mucho que exigirle a Dios, Él decide cuando hacer el milagro. El tiempo de espera es inevitable, pero el estado de ánimo en la espera, es completamente decisión propia.
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