Soy un caballo. Uno de esos que llevan carga. Algunas veces la carga me dobla las ancas y me enojo y entonces muerdo y pataleo.
Cuando como, soy feliz. Todas esas yerbas que a veces encuentro, primero las sobo con los labios y tanteo si tienen espinas o no, luego un pequeño mordisco y otro y otro hasta que el jugo me brota en los dientes.
El jugo es amargo pero cuando me baña la lengua, el olor llega a la nariz viajando por dentro y entonces respiro ondo. Es el único momento en que no acepto interrupciones. Soy caballo
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