Bueno, ¿Cómo empezar? Pues diré que tengo frío. Y que ustedes me estorban. Sí esí es. Cuando todo comenzó yo estaba solo ahora no es así, ahora ustedes estan aquí cargando sus cámaras y apuntándolas a mi.
Si no fuera porque la muerte de una día trae el naciemiento de otro, yo no estaría ahora siendo observado como una bicho feo. Si todo hubiera podrido quedarse en aquél día soleado en que todo era dulce. Tan dulce como la piel de mi princesa.
Las luces de sus cámaras me atormentan y el recuerdo se me esconde al tiempo en que me insisten en que hable. Si ustedes quieren detalles tendrán que apartar sus aparatos y callar. Apagar luces y dejarme volar en mi mente.
Su piel era una suave franela que mis dedos tocaban y mi nariz recorría. Sus formas fueron mi casa, territorio y fijación. Un lugar especial le construí, un lugar donde lo nuestro pudiera expresarse sin límites.
En el comienzo sus ideas no eran las mías, mi princesa me temía. Yo entristecía y le ofrecía mis manos limpias. Sus fuerzas se agotaban en el ejercicio y dormía.
Sé que el amor duele y que duele a todos. Cuando mi princesa vino a mí el dolor salió de mi corazón para entran en el de ella y de ahí al de quienes la extrañaron. ¿Es el dolor una moneda?
Finalmente cuando el dolor se fue de nosotros, el amor nos tomó, nos levantó del suelo y nos llevó a las nubes. Fuimos sus hijos y le agradábamos. Nuestra unión fue hermosa.
Ahora sus preguntas me abruman y me hacen dudar del amor. ¿Es el dolor prohibido para cietas personas? Quizas el amor debe ser pagado y cuanto más dulce más caro.
Dicen que soy plagiario y yo les grito que soy humano. Quizas las vidas de ustedes no conocen el dolor y si así fuera les digo que entonces no conocen el amor. Y que por tanto se atreven a sentirse imparciales para juzgar.
Si así es, entonces enciéndan sus aparatos y hablen lo que quieran. Mi mirada se perderá entre las luces recordando el aroma de mi dulce princesa.
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