Sucedió que una canica rodó por la tierra. Algunas piedras trataron de pararla inútilmente. Ella les brincó por las cabezas, los hombros y las panzas. Un viento sopló y la canica se montó en él. Nuevo amor nació. Juntos galoparon por nuevos caminos, llevando de equipaje destellos y chispas de Sol.
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