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Antes de casarnos escuchábamos voces que nos decían: ¿Están seguros que quieren casarse? ¡Tomen en cuenta que sus vidas van a cambiar!
Luego nos casamos, y efectivamente nuestras vidas cambiaron. Retos vinieron, satisfacciones y complicaciones también. Finalmente superamos todo y ha sido algo bueno.
Luego ella se embarazó, y nuevamente las profesías salieron al paso: ¡Ya nada volverá a ser igual! ¡Prepárense para las desveladas!
Hoy somos tres, y los retos están frente a nosotros. Cada día es una aventura que se endulza con la risa de mi hijo.
Por eso, a cada pareja que veo comprometerse, le lanzo frases de las buenas: ¡Felicidades, tendrán mucho trabajo y grandes satisfacciones! ¡No duden en afrontar el reto, y no escuchen las profesías!
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