Mis Alumnos – Reseña de un Triunfo Ignorado

Años atrás, cuando incié mis labores en la docencia tuve la fortuna de ser el asesor de unos jóvenes que ganaron un concurso de robótica, su alegría se convirtió en la mía, cuando me vi en su emoción.
Posteriormente le escribí al director una reseña del evento, los dias y los meses pasaron y el asunto quedó en el olvido, pero estoy seguro que estos exalumnos y yo lo recordaremos.

Sr. Licenciado E. G. A. 23 de Noviembre de 2007
DIRECTOR
Con el claro objetivo de participar en la mejora del desempeño que nuestros alumnos tienen en niveles competitivos e industriales, es para este servidor un placer, informarle de los resultados que se obtuvieron en la participación  en el SEGUNDO CONCURSO DE ROBOTICA LEGO en la universidad del valle de México.
Reseña del evento:
El sol dibujaba caprichosas formas en su tablero azul celeste, cuando los competidores se alistaban, sonrisa en rostro. El viento frío de esa mañana rasguñaba las mejillas, y acompañaba por los pasillos a los competidores, enmarcando la emoción del evento, en un cuadro de ansiedad, mezclada con el entusiasmo característico de nuestros jóvenes.
Las mesas de trabajo estaban listas, el maestro de ceremonias dio el banderazo inicial. Las manos y mentes habilidosas de los jóvenes parecían volar por todo el lugar. Las ideas fluían, se entrelazaban unas con otras, chocaban y se organizaban de pronto.
Todo con el fin de cumplir el reto. Un reto que tomaron todos los equipos, un reto que unió fuerzas creando sinergia y encausando ímpetus.
La construcción de los prototipos transcurrió como un suspiro, los equipos LEGO cobraban vida frente a los ojos exigentes de sus creadores. Nunca conformes y siempre ajustando parámetros, medidas, voltajes, ciclos, distancias, fuerza, torque y precisión.
Llegó el momento del concurso, aquel equipo que fuere capaz de imprimirle mayor precisión y velocidad a su prototipo sería el vencedor indiscutible.
Los equipos, se alistaron para mostrar al público y a los jueces su creación.
La situación de pronto se volvió tensa, la emoción hacía sudar las manos. Nuestros alumnos tenían una tradición que defender. Haber sido la institución ganadora del primer lugar en el concurso anterior es un gran peso en la espalda, y un reto particular, que no les permitía quedar en un lugar indecoroso.
Los números se reflejaron en las tablas inquisidoras de los jueces y el tiempo más que nunca fue una rueda desbocada y sin frenos que arrasó con su paso al evento. La competencia quedó concluida en un momento, y de pronto estábamos escuchando la premiación.
Nuestros alumnos obtenían el tercer lugar, en un concurso para ingenierías, entre competidores que incluso algunos tienen el equipo LEGO en casa.
Debo confesar, con la plena intención de no omitirlo, que nuestro equipo de participantes  por momentos sintió flaquear, al verse en terrenos desconocidos, física, social, e intelectualmente. Sin embargo, las palabras de ánimo y su naturaleza competitiva se sobrepusieron a todas las vicisitudes.
Sin más por el momento, a este servidor se le acabaron las palabras para describir la emoción y alegría que al corazón sacude en estos momentos. Porque como usted sabrá, la labor docente alimenta el alma con gotero, pero continuamente.
Publicado en Docencia Etiquetado con:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*