Dicen que somos la esperanza

Siendo tantos en el mundo, llegó un día en que tuvimos que saltar al mar. Ahí construimos todo lo que amábamos sobre plataformas flotantes.

Las casas y las calles, los teléfonos y la internet brincó al mar. Hasta las aves callejeras nos siguieron a las nuevas ciudades. Las personas cambiamos un poco. El contacto con la humedad hizo la piel delgada y pellejuda. Los párpados se hicieron más grandes y fuertes, lo contrario de los brazos que se hicieron delgados.

La obesidad tambien vino con nosotros. Había políticas de mejora en ese sentido pero las autoridades dicen que no es una cuestión de costumbres o educación para nutrición sino una cuestión genética. Dicen que estan trabajando para modificar las nuevas generaciones y ya hacen que las mujeres embarazadas tomen pastillas con supuestas vitaminas. Pero hay quienes dicen que son experimentos.

Aquí en las plataformas tambien nos enamoramos. Yo conocí a Antonieta cuando la encontré observando el horizonte en un atardecer que amenazaba con tormenta.

Ella dice que su abuela le contaba de los días en que las calles eran de pavimento, había banquetas y los niños jugaban a la pelota descalsos bajo el sol.

Antonieta también dice que quiere tener hijos, pero quiere hacerlo a escondidas. Hemos visto a un niño recién nacido y definitivamente tiene algo extraño. Sus ojos son profundos como de gato. Su cabello es abundante pero se extiende desde la nuca hasta la espalda. Las manos y pies anchos.

Construiré un escondite. Nunca encontrarán a mi familia. Diré que mi esposa murió y lanzaré el cuerpo de algún animal al mar. Mi hijo nacerá libre, sano y natural. Yo lo protejeré. Mis brazos serán robles.

Ahí vienen los guardianes buscando niños y mujeres. Dicen que la especie humana está en peligro. Los llevan al sótano. Sólo entrarán en nuestra casa si pasan sobre mi cadaver. No llores antonieta mis brazos serán robles. Abraza mujer a tu hijo que nadie te lo arrebatará mientras yo respire.

Lucho con los guardienes, podrían matarme pero no lo hacen. Me atan de manos. Rabia en mi sangre. Me marcan algo en la nuca, lo mismo a antonieta y mi bebé. Nos sacan de casa. Vemos cadáveres de niños por doquier.

Dicen que somos la esperanza.

 

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